En los últimos años, el término “metaverso” ha captado la atención de tech enthusiasts, inversores y, en general, de aquellos interesados en el futuro de la tecnología y las finanzas. Si bien este concepto todavía puede sonar como sacado de una novela de ciencia ficción para muchos, empresas como Meta (anteriormente conocida como Facebook) ya están haciendo apuestas multimillonarias para convertirlo en una realidad. Pero, ¿qué significa exactamente esta transición para el futuro financiero de una de las empresas de tecnología más grandes del mundo y, más importante aún, para el usuario promedio?
Una apuesta costosa pero visionaria
Desde que Facebook anunció su cambio de nombre a Meta en 2021, señaló un claro compromiso hacia la creación y desarrollo del metaverso, un espacio virtual donde los usuarios pueden interactuar utilizando realidad virtual (VR) y realidad aumentada (AR). Tres años después, las cifras revelan cuán serio es este compromiso: Meta ha experimentado pérdidas operativas de aproximadamente $40 mil millones en su laboratorio del metaverso, Reality Labs.
Aunque tal cifra pueda parecer alarmante, es importante entenderla en contexto. Meta no es solo su división de metaverso; la empresa tiene en su portfolio plataformas gigantes como Instagram, Messenger y WhatsApp, que siguen siendo altamente rentables. De hecho, a pesar de estas pérdidas, Meta reportó ingresos récord de $134.90 mil millones en 2023, un aumento del 16% respecto al año anterior.
¿Qué significa esto para el metaverso y para nosotros?
Este panorama nos lleva a reflexionar sobre el costo de innovar y el precio de apostar por el futuro. Por un lado, las pérdidas sufridas por Reality Labs podrían verse como un paso necesario para explorar y desarrollar tecnologías que podrían cambiar radicalmente nuestra manera de interactuar con el mundo digital. Por otro, estos números nos hacen preguntarnos: ¿Cuándo empezará el metaverso a ser rentable?
Para ponerlo en perspectiva, comparémoslo con tecnologías que en su momento fueron revolucionarias y que hoy son parte de nuestra vida cotidiana. La primera versión del iPhone, lanzada en 2007, fue en su momento un riesgo calculado por parte de Apple, siendo este un dispositivo que combinaba teléfono, iPod y navegador de internet en uno. Similarmente, el metaverso busca integrar nuestras vidas sociales, laborales y de entretenimiento en un solo espacio virtual. Aunque es difícil predecir el futuro, es posible que estemos presenciando los primeros pasos de una tecnología que podría ser tan omnipresente como lo es hoy el smartphone.
Una mirada al futuro
Más allá de las cifras financieras, lo que Meta está haciendo es trazar el camino para lo que podría ser la próxima gran plataforma de interacción social y de negocios. Al igual que en los primeros días de Internet o de los smartphones, es probable que veamos transformaciones en cómo las empresas operan, cómo las personas se comunican y cómo concebimos el entretenimiento.
Entonces, ¿valen la pena las pérdidas millonarias? Solo el tiempo lo dirá. Lo que es seguro es que este tipo de inversiones masivas en investigación y desarrollo son las que eventualmente llevan a innovaciones que pueden reformar aspectos fundamentales de nuestra sociedad.
En resumen, el viaje financiero y tecnológico de Meta hacia la construcción del metaverso es un claro recordatorio de que el futuro, aunque incierto, está siendo escrito por aquellos dispuestos a soñar en grande y apostar aún más grande. Para nosotros, los observadores, constituye una fascinante mezcla de expectativa y escepticismo, mientras aguardamos en primera fila para ver cómo se desarrolla el próximo capítulo de esta aventura hacia lo desconocido.
La información presentada se ha creado con fines didácticos e informativos. La exactitud y veracidad de estos corresponden únicamente a la persona que los suscribe o comunica. No se trata de una recomendación, ni tiene por objetivo fomentar la compra o venta de instrumentos financieros, títulos o valores.